Francisco de Asís |

Representación de San Francisco de Asís, en un fresco de Cimabue en la Basílica de Asís, se cree que es la imagen más fiel del santo |
fundador |
Nombre | Giovanni di Bernardone |
Nacimiento | 5 de julio de 1182[1]
Asís (Italia) |
Fallecimiento | 3 de octubre de 1226 (44 años)[2]
Asís (Italia) |
Venerado en | Iglesia Católica |
Canonización | 16 de julio de 1228, en Asís, por el papa Gregorio IX |
Principal Santuario | Basílica de San Francisco de Asís (Italia) |
Festividad | 4 de octubre[3] [4] |
Atributos | estigmas, calavera (en representación no sólo del rechazo de la vida de placer, sino de la "hermana muerte", lobo, aves |
Patronazgo | animales, medio ambiente, comerciantes (en particular fabricantes de telas, sastres y tejedores), belenismo, Italia, Filipinas, Quito (Ecuador), ciudad de Meycauayan, Telchac Pueblo (México) |
Francisco de Asís (en
italiano Francesco d’Assisi) (*
Asís,
5 de julio de
1182[1] – †
ibídem,
3 de octubre de
1226)
[2] fue un
santo italiano,
diácono, fundador de la
Orden Franciscana y de una
segunda orden conocida como Hermanas Clarisas, ambas surgidas bajo la autoridad de la
Iglesia Católica en la
Edad Media, al contrario de otras hermandades —como los
cátaros— que fueron consideradas
herejes. De ser hijo de un rico comerciante de la ciudad en su juventud, pasó a vivir bajo la más estricta pobreza y observancia de los
Evangelios. En
Egipto, intentó infructuosamente la conversión de
musulmanes al
cristianismo.
Su vida religiosa fue austera y simple, por lo que animaba a sus seguidores a hacerlo de igual manera. Tal forma de vivir no fue aceptada por algunos de los nuevos miembros de la orden mientras ésta crecía; aún así, Francisco no fue reticente a una reorganización. Es el primer caso conocido en la historia de
estigmatizaciones visibles y externas.
[5] Fue canonizado por la
Iglesia Católica en
1228, y su festividad se celebra el
4 de octubre.
[3] [4] Es conocido también como
il poverello d'Assisi («el pobrecillo de Asís», en italiano).
Contexto histórico
En el
siglo XII se concretaron cambios fundamentales en la sociedad de la época: el comienzo de las
Cruzadas, el incremento demográfico y la afluencia del
oro, entre otros motivos, influyeron en el incremento del
comercio y el desarrollo de las ciudades. La economía seguía teniendo su base fundamental en el campo dominado por el
modo de producción feudal, pero los excedentes de su producción se canalizaban con mayor dinamismo que en la
Alta Edad Media. Aunque todavía no se estaba produciendo una clara
transición del feudalismo al capitalismo y los estamentos privilegiados (nobleza y clero) seguían siendo los dominantes, como lo fueron hasta la Edad Contemporánea, los burgueses (artesanos, mercaderes, profesionales liberales y hombres de negocios) comenzaban a tener posibilidades de ascenso social. La
Iglesia, protagonista de ese tiempo, también se vio influida por la nueva riqueza: no eran pocas las críticas a algunos de sus ministros que se preocupaban más por el crecimiento patrimonial y sus relaciones políticas de conveniencia.
Debido a ello, diversos movimientos religiosos surgieron en rechazo a la creciente opulencia de la jerarquía eclesiástica en esa época, o se dedicaron a vivir más de acuerdo con los postulados de una vida pobre y evangélica.
[6] Algunos de ellos medraron afuera de la institución y vivieron a su manera; tales movimientos fueron condenados hasta el punto de considerarlos
herejes. Los
Cátaros, por ejemplo, predicaban entre otras cosas el rechazo a los
sacramentos, las imágenes y la
cruz.
[7] Otras organizaciones como la creada por San Francisco de Asís y
Santo Domingo de Guzmán, por el contrario, nacieron bajo sumisión a la autoridad católica y fueron conocidas con el nombre genérico de "los monjes mendicantes". Este movimiento logró que la mayoría de la Iglesia se alejase de la opulencia, vicio que tornaría en el siglo XIV.
[editar] Infancia y juventud
Nació bajo el nombre de Giovanni. Sus padres fueron Pedro Bernardone dei Moriconi y Donna Pica Bourlemont,
provenzal; tuvo al menos un hermano más, de nombre Angelo.
[8] Su padre era un próspero comerciante de telas que formaba parte de la burguesía de Asís y que viajaba constantemente a
Francia a las ferias locales. Entre algunas versiones, fue la afición a esta tierra por lo que su padre lo apodó después como
Francesco o el
francesito; también es probable que el pequeño fuera conocido más adelante de este modo por su afición a la lengua francesa y los cantos de los
trovadores.
[9]
Francisco recibió la educación regular de la época, en la que aprendió
latín. De joven se caracterizó por su vida despreocupada: no tenía reparos en hacer gastos cuando andaba en compañía de sus amigos, en sus correrías periódicas, ni en dar pródigas limosnas;
[10] como cualquier hijo de un potentado tenía ambiciones de ser exitoso.
En sus años juveniles la ciudad ya estaba envuelta en conflictos para reclamar su autonomía del
Sacro Imperio. En
1197 lograron quitarse la autoridad germánica, pero desde
1201 se enfrascaron en otra guerra contra
Perugia, apoyada por los nobles desterrados de Asís. En la
batalla de Ponte San Giovanni, en noviembre de
1202, Francisco fue hecho prisionero y estuvo cautivo por lo menos un año.
[11]
Desde
1198 el pontificado se hallaba en conflicto con el Imperio, y Francisco formó parte de la armada papal bajo las órdenes de
Gualterio de Brienne contra los germanos.
[12]
Estatua de San Francisco en Asís que lo representa regresando a la ciudad tras abandonar la guerra.
La renuncia a los bienes terrenales, según
Giotto.
De acuerdo con los relatos, fue en un viaje a
Apulia (
1205)
[12] mientras marchaba a pelear, cuando durante la noche escuchó una voz que le recomendaba regresar a Asís. Así lo hizo y volvió ante la sorpresa de quienes lo vieron, siempre jovial pero envuelto ahora en meditaciones solitarias.
Empezó a mostrar una conducta de desapego a lo terrenal. Un día en que se mostró en un estado de quietud y paz sus amigos le preguntaron si estaba pensando en casarse, a lo que él respondió:
Estais en lo correcto, pienso casarme, y la mujer con la que pienso comprometerme es tan noble, tan rica, tan buena, que ninguno de vosotros visteis otra igual.[13] Hasta ese momento todavía no sabía él mismo exactamente el camino que había de tomar de ahí en adelante; fue después de reflexiones y oraciones que supo que la dama a quien se refería era la Pobreza.
El punto culminante de su transformación se dio cuando convivió con los
leprosos, a quienes tiempo antes le parecía
extremadamente amargo mirar.
[14] Se dedicó después a la reconstrucción de la
capilla de San Damián. Según los relatos, lo hizo después de haber visto al
crucifijo de esta iglesia decirle:
Francisco, vete y repara mi iglesia, que se está cayendo en ruinas.
[15] Entonces decidió vender el caballo y las mercancías de su padre en
Foligno, regresó a San Damián con lo ganado y se lo ofreció al sacerdote, pero este lo rechazó.
Su padre, al darse cuenta de la conducta de su hijo, fue enojado en su búsqueda, pero Francisco estaba escondido y no lo halló. Un mes después fue él mismo el que decidió encarar a su padre. En el camino a su casa, las personas con que se encontró lo recibieron mal y, creyéndolo un lunático, le lanzaron piedras y lodo.
[editar] Francisco ante las autoridades eclesiales
Su padre lo reprendió severamente, tanto que lo encadenó y lo encerró en un calabozo.
[16] Al ausentarse el airado padre por los negocios, la madre lo libró de las cadenas. Cuando regresó, fue ella quien recibió las reprimendas del señor de la casa, y fue otra vez en búsqueda del muchacho a
San Damián, pero Francisco se plantó con calma y le reafirmó que enfrentaría cualquier cosa por amor a
Cristo. Pedro Bernardone, más preocupado por lo perdido de su patrimonio,
[16] acudió a las autoridades civiles a forzarlo a presentarse, pero el joven rehusó hacerlo con el argumento de no pertenecer ya a la jurisdicción civil, por lo que las autoridades dejaron el caso en manos de la Iglesia.
Francisco se sometió al llamado de la autoridad eclesial. Ante el requerimiento de devolver el dinero frente a su padre y al
obispo de Asís, de nombre Guido, no sólo lo hizo, sino que se despojó de todas sus vestimentas ante los jueces, proclamando a Dios desde ese momento como su verdadero Padre. Ante esto, el obispo lo abrazó y le envolvió con su manto.
[17]
[editar] Comienzos de la orden
No se sabe con certeza cuántas iglesias en ruinas o deterioradas reconstruyó; entre ellas, a la que más estima tenía era la capilla de la
Porciúncula (“la partecita”, llamada así porque estaba junto a una construcción mayor).
Allí fue donde recibió la revelación definitiva de su misión, probablemente el
24 de febrero de
1208,
[18] cuando escuchó estas palabras del evangelio:
No lleven monedero, ni bolsón, ni sandalias, ni se detengan a visitar a conocidos... (
Lc., 10).
[19] Así, cambió su afán de reconstruir las iglesias por la vida austera y la prédica del Evangelio. Después de someterse a las burlas de quienes lo veían vestido casi de trapos, ahora su mensaje era escuchado con atención, y al contrario de otros grupos reformadores de la época, el suyo no era un mensaje de descalificaciones ni anatemas.
En unos meses sus discípulos eran once: Bernardo de Quintavalle, Pedro Catani, Gil, Morico, Bárbaro, Sabatino, Bernardo Vigilante, Juan de San Constanzo, Angelo Tancredo, Felipe y Giovanni de la Capella.
[20]
Bajo la pobreza que Francisco predicaba y pedía, los frailes hacían sus labores diarias atendiendo leprosos, empleándose en faenas humildes para los monasterios y casas particulares, y trabajando para granjeros. Pero las necesidades cotidianas hacían la colecta de limosna inevitable, labor que Francisco alentaba con alegría por haber elegido el camino de la pobreza. Comenzó también la expansión del mensaje evangélico, y para ello los estimuló a viajar de dos en dos.
[21]
[editar] Audiencia ante el Papa para la aprobación de la regla
Francisco de Asís en la pintura de Francisco Zurbarán.
Hacia abril o mayo de
1209,
[22] Francisco se decidió a presentarse ante el
Papa Inocencio III, para que le aprobara la primera
regla de la orden. Con ese fin, él y sus acompañantes emprendieron el viaje a Roma.
Fue bajo la intervención del obispo Guido de Asís como pudo tener audiencia con el Papa. Éste y ciertos
cardenales objetaban el programa franciscano por el peligro de crear otra organización nueva, debido a los movimientos anticlericales de la época y a la falta de una mínima base material de la orden; pero bajo la influencia del cardenal Juan de San Pablo y su apoyo, Francisco pudo tener una nueva audiencia para que se considerara la aprobación de su hermandad de pobres.
El Papa por fin aprobó la regla verbalmente, al convencerse de que la ayuda de un hombre como Francisco reforzaría la imagen de la Iglesia con su prédica y su práctica del Evangelio. No se conoce el contenido de esta primera regla.
[23] Fue por esta época (seis años después de su conversión según
Celano)
[24] cuando fundó, junto a
Clara de Asís, la llamada
segunda orden.
[editar] Rivo Torto
Camino de vuelta a Asís, él y sus acompañantes se ubicaron en un lugar llamado
Rivo Torto, donde consolidaron sus principios de vivir en la pobreza, conviviendo entre los campesinos locales y atendiendo a
leprosos; desde entonces se hacían llamar a sí mismos
Hermanos Menores o
Frailes Menores (el nombre fundacional de la congregación es
Ordinis Fratrorum Minorum, abreviado O.F.M.).
Después de la estadía en Rivo Torto, buscó una sede para su orden; para ello pidió la ayuda del obispo Guido, pero no consiguió respuesta favorable. Fue un abad
benedictino del
Monte Subasio quien le ofreció la capilla de la
Porciúncula y un terreno adyacente (propiamente
la partecita,
la porcioncita). Francisco aceptó, pero no como un regalo, sino que pagaba como renta canastas con peces.
[25]
[editar] Crecimiento y expansión
Francisco dando un sermón a las aves según fresco en la Basílica dedicada al santo.
Dentro del ánimo de la época de los viajes hacia el
Este, hizo un intento de ir a
Siria para la expansión del Evangelio en la tierra de los llamados «
infieles». Esto sucedió probablemente a finales del año
1212 y nuevamente dos años más tarde, pero ambas empresas se frustraron.
[26]
Antes de
1215 el número de frailes se había incrementado, no sólo en Italia sino en el sur de
Francia y en los reinos de
España. Viajaban los franciscanos de dos en dos y convivían con la gente común; además, establecían
ermitas en las afueras de las ciudades.
[27]
[editar] Concilio de Letrán
Durante el
Concilio de Letrán de 1215, la organización adquirió un fuerte estatus legal; en ese año se decretó que toda nueva orden debía adoptar la
Regla de San Benito o la de
San Agustín. Para los
Frailes Menores no hubo necesidad de esto, por haber sido aceptados seis años antes (aunque de palabra y no oficialmente). En este concilio el Papa
Inocencio III tomó la letra
Tau como símbolo de conversión y señal de la cruz;
[28] de ahí en adelante el
poverello fue devoto de este símbolo.
[29]
En esa época, el
cardenal Hugolino les ofreció a él y a
Domingo de Guzmán la posibilidad de formar cardenales de las filas de sus órdenes. Francisco, según las crónicas de
Tomás de Celano, acorde con sus principios respondió: «
Eminencia: mis hermanos son llamados frailes menores, y ellos no intentan convertirse en mayores. Su vocación les enseña a permanecer siempre en condición humilde. Mantenedlos así, aún en contra de su voluntad, si Vuestra Eminencia los considera útiles para la Iglesia. Y nunca, os lo ruego, les permitáis convertirse en prelados.»
[30]
[editar] Indulgencia en la Porciúncula
Bajo el pontificado de
Honorio III en
1216, se promovió la
indulgencia plenaria a favor de todo aquel que visitara la iglesia de Santa María de los Ángeles de Porciúncula. Obtuvo Francisco esa gracia del Papa para que la peregrinación se realizara una vez al año, pero bajo fuerte oposición, puesto que pocos lugares podían disfrutar de tan alto privilegio.
[31]
Desde el año
1217[32] organizó capítulos en el que los
Frailes Menores se reunían para intercambiar experiencias; para la organización apropiada de los territorios en que los frailes se habían dispersado, organizó también provincias de evangelización.
[33]
[editar] Viaje a Oriente
Captura de Damieta durante las cruzadas.
Hacia el capítulo de
1219, la orden tuvo sus primeras disensiones respecto de las normas de pobreza dictadas por Francisco. Algunos persuadieron al
cardenal Hugolino para que hablara con él, a fin de que la orden fuera dirigida por hermanos «más sabios»
[34] y de acuerdo con reglas como la de San Benito, a lo que el
poverello se opuso recalcando la forma de vida de humildad y simplicidad.
[34] La innovación que brotó de este encuentro fue la organización de misiones a las llamadas «
tierras paganas».
En
1219 se embarcó hacia el oriente, pasando por
Chipre,
San Juan de Acre y
Damieta en el
delta del Nilo, donde los
cruzados estaban bajo la orden del duque
Leopoldo VI de Austria. Allí, Francisco los previno de que había sido alertado por Dios de que no realizaran ningún ataque; ante sus palabras, los soldados se burlaron de él. El resultado de la siguiente batalla fue un desastre para los cruzados.
[35] Continuó su estadía y el aprecio hacia su persona crecía, incluso algunos
caballeros abandonaron las armas para convertirse en
frailes menores.
[36]
[editar] Frente al sultán de Egipto
Tomó como misión la conversión de los
musulmanes. Para ello se acompañó del hermano Illuminato para adentrarse en esas tierras; al encontrarse con los primeros soldados
sarracenos fue golpeado, pero inmediatamente pidió ser llevado ante el
Sultán, que entonces era
al-Malik al-Kamil.
Según las crónicas de
Buenaventura, el
poverello, en su afán de convertirlo al cristianismo, invitó a los ministros religiosos musulmanes a entrar con él en una gran fogata, para así demostrar qué religión era la verdadera; los
mulás rehuyeron la propuesta. Francisco ofreció entrar solo y retó al Sultán a que, si salía ileso, se convertiría al cristianismo e incitaría a su pueblo a hacerlo; el príncipe rechazó también esa posibilidad. Al final, sus pretensiones se frustraron.
[37] Tiempo después obtuvo del sultán
al-Mu'azzam de
Damasco, hermano de al-Malik, permiso sólo para visitar
Siria y
Tierra Santa.
[38]
[editar] Crisis y reorganización
La orden, durante su ausencia, sufrió una crisis: hubo disensiones, falta de organización y desacuerdos con la ruda vida diaria. El rumor de la muerte de Francisco en el Oriente dio pie a implantar reformas, entre ellas ciertas medidas disciplinarias, ayunos e incluso la institución de una casa de estudio en
Bolonia; muchos consideraron estos cambios contrarios a la idea original del fundador. Enterado de estos sucesos, Francisco fue ante el Papa
Honorio III y le rogó que designara al
cardenal Hugolino para reorganizar la orden.
[39]
La nuevas disposiciones tuvieron un nuevo Ministro General, Elias Bombarone, y una nueva regla, la de
1221 (Regla no bulada) que entre otros temas trató el año de noviciado, la prohibición del vagabundeo y de la desobediencia ante órdenes contrarias a los principios franciscanos.
[40]
[editar] La tercera orden
Ante el incremento de las vocaciones y el peligro de inclusión de gente de dudosa vocación espiritual, nació la llamada
Tercera Orden, para permitir a hombres y mujeres
laicos vivir una vida franciscana. Obtuvo su estatus legal en
1221 también con la ayuda del cardenal Hugolino. Es en posteriores escritos como se rescata su contenido, porque el original se perdió. Consistía de trece capítulos en los que se reglamentaba la santificación personal de los terciarios, su vida social y la organización de la nueva fraternidad.
[41]
Bajo influencia nuevamente de este cardenal, la orden reabrió el convento de Bolonia para el estudio, a pesar de la convicción de Francisco de la primacía de la oración y la prédica de los Evangelios por sobre la educación formal.
[42]
[editar] La regla definitiva
Bajo la insistencia de ministros de la orden, fue obligado a redactar una nueva regla, ya que ciertos opositores a la entonces vigente consideraban que le faltaba consistencia y definición, y que eso le impedía obtener una definitiva aprobación del Papado. Nuevamente aceptó las exigencias. Para ello se retiró dos veces a la ermita de Fonte Colombo cerca de
Rieti, a redactar una definitiva regla bajo ayuno y oración.
[43] El
29 de noviembre de
1223, con otra participación del cardenal Hugolino, la regla tuvo su forma definitiva
[44] y fue aprobada por el Papa Honorio III.
[editar] Navidad en Greccio
Terminada la labor de aprobación de la regla definitiva, Francisco decidió retornar a
Umbría. Debido a la cercanía de la
Navidad, a la que él tenía especial aprecio, quiso celebrarla de manera particular ese año de
1223; para ello convidó a un noble de la ciudad de Greccio, de nombre Juan, a festejar el nacimiento de Jesucristo en una loma rodeada de árboles y llena de cuevas de un terreno de su propiedad.
Pretendió que la celebración se asemejara lo más posible a la natividad de
Jesús, y montó un pesebre con animales y heno; pobladores y frailes de los alrededores acudieron a la
misa en procesión. Allí el
poverello asistió como diácono y predicó un
sermón. Aunque no fue la primera celebración de este tipo, es considerada un importante evento religioso, una fiesta única.
[45]
[editar] Los estigmas
La estigmatización según un fresco en la Basílica de San Francisco.
Francisco asistió en junio de
1224 a lo que fue su último capítulo general de la orden. Hacia principios de agosto resolvió hacer un viaje a un lugar aislado llamado Monte Alvernia, a unos 160 kilómetros al norte de Asís; escogió para este viaje a algunos de sus compañeros: León, Angelo, Illuminato, Rufino y Masseo, a quien el
poverello puso al mando del grupo.
Estando en la cima, fue visitado por el conde Orlando, quien llevaba provisiones a los hermanos. Francisco le pidió construirle una cabaña a manera de celda, donde después se aisló. En ese lugar, León fue testigo de los actos de su soledad: lamentos por el futuro de la orden y estados de
éxtasis. Al saber que era espiado, decidió irse a un sitio más apartado en una saliente de montaña. En la fiesta de la
Asunción Francisco decidió hacer un ayuno de cuarenta días.
Por órdenes del
poverello, León lo visitaba dos veces para llevarle pan y agua. Según los relatos que recogieron los testimonios de León, éste fue testigo de la aproximación y alejamiento de una bola de fuego que bajaba del cielo; por este prodigio, Francisco le comentó que
algo grande estaría por ocurrir.
[46] Le hizo abrir tres veces el misal para encontrar respuesta, y las tres veces se abrió en la historia de la
Pasión de
Jesús.
Probablemente el
14 de septiembre de
1224,
[46] oró para recibir dos gracias antes de morir: Sentir la pasión de Jesús, y el amor que lo impulsó al sacrificio. Después de intensas oraciones —según relato de San Buenaventura
[47] — el mismo Nazareno se le presentó en el cielo, crucificado, rodeado por seis alas angélicas, y le imprimió las señales de la crucifixión en las manos, los pies y el costado; posteriormente, sus hermanos vieron los estigmas de Francisco, que él conservó por el resto de su vida.
[48] Sin embargo, Francisco -al igual que otros santos estigmatizados- hizo todo lo posible para ocultarlos a la vista de los demás por considerarse indigno, no del dolor que sentía, sino de ser portador de las señales de la
Pasión de
Jesús.
[49] Por eso, fue desde entonces con las manos metidas entre las mangas del hábito, y con los pies cubiertos por medias y zapatos.
Basílica de San Francisco.
Retornó a la
Porciúncula acompañado sólo por León; en su camino hubo muestras de veneración al estigmatizado, aparentemente su acompañante hacía saber a todos acerca del prodigio.
[50] Mientras tanto, su salud —que desde mucho tiempo antes nunca fue buena del todo— empeoraba: El sangrado de sus heridas lo hacía sufrir constantemente. En el verano de
1225 pasó un tiempo en San Damián bajo el cuidado de sus allegados.
Fue durante esta temporada cuando compuso el
Cántico del Hermano Sol, que hizo también cantar a sus compañeros.
[51] Se encaminó luego a Rieti, rodeado del entusiasmo popular por tocarlo o arrancar algún pedacito del pobrísimo sayo que vestía, y se instaló en el palacio del obispo. Después se hospedó en Fonte Colombo, donde fue sometido a tratamiento médico, que incluyó cauterizar con un hierro ardiente la zona desde la oreja hasta la altura de la ceja de uno de sus ojos; según los relatos, Francisco no sintió dolor al «platicar» con el fuego para que no lo dañara.
[52] Otro intento para ser tratado por renombrados médicos fue hecho en
Siena, sin buen resultado.
Deseó volver a la Porciúncula a pasar sus últimos días. Arribó a Asís y fue llevado al palacio del obispo y resguardado por hombres armados, puesto que la localidad estaba en estado de guerra.
[53] En su lecho escribió su Testamento.
[14] En sus últimos momentos entonó nuevamente su
Cántico al Hermano Sol —al que agregó un nuevo verso dedicado a la hermana Muerte— junto a Angelo y León.
[54]
La tumba de Francisco en
AssisiDe acuerdo con su último deseo, fue encaminado a la Porciúncula, donde se estableció en una cabaña cercana a la capilla. Murió el
3 de octubre de
1226.
Así relata San Buenaventura la verificación de las llagas de Francisco después de su muerte:
"Al emigrar de este mundo, el bienaventurado Francisco dejó impresas en su cuerpo las señales de la pasión de Cristo. Se veían en aquellos dichosos miembros unos clavos de su misma carne, fabricados maravillosamente por el poder divino y tan connaturales a ella, que, si se les presionaba por una parte, al momento sobresalían por la otra, como si fueran nervios duros y de una sola pieza. Apareció también muy visible en su cuerpo la llaga del costado, semejante a la del costado herido del Salvador. El aspecto de los clavos era negro, parecido al hierro; mas la herida del costado era rojiza y formaba, por la contracción de la carne, una especie de círculo, presentándose a la vista como una rosa bellísima. El resto de su cuerpo, que antes, tanto por la enfermedad como por su modo natural de ser, era de color moreno, brillaba ahora con una blancura extraordinaria. Los miembros de su cuerpo se mostraban al tacto tan blandos y flexibles, que parecían haber vuelto a ser tiernos como los de la infancia. Tan pronto como se tuvo noticia del tránsito del bienaventurado Padre y se divulgó la fama del milagro de la estigmatización, el pueblo en masa acudió en seguida al lugar para ver con sus propios ojos aquel portento, que disipara toda duda de sus mentes y colmara de gozo sus corazones afectados por el dolor. Muchos ciudadanos de Asís fueron admitidos para contemplar y besar las sagradas llagas. Uno de ellos llamado Jerónimo, caballero culto y prudente además de famoso y célebre, como dudase de estas sagradas llagas, siendo incrédulo como Tomás, movió con mucho fervor y audacia los clavos y con sus propias manos tocó las manos, los pies y el costado del Santo en presencia de los hermanos y de otros ciudadanos; y resultó que, a medida que iba palpando aquellas señales auténticas de las llagas de Cristo, amputaba de su corazón y del corazón de todos la más leve herida de duda. Por lo cual desde entonces se convirtió, entre otros, en un testigo cualificado de esta verdad conocida con tanta certeza, y la confirmó bajo juramento poniendo las manos sobre los libros sagrados."
[55]
San Buenaventura, Leyenda Mayor de San Francisco 15,4
Al día siguiente, el cortejo fúnebre se encaminó hacia San Damiano y después a San Giorgio, donde fue sepultado.
[56] Fue canonizado el
16 de julio de
1228. Sus restos se encuentran en la
Basílica de San Francisco en Asís.
[57]
[editar] Personas allegadas a Francisco de Asís
Clara de Asís. Tuvo como modelo de su conversión a Francisco y lo siguió. Juntos organizaron a la Segunda Orden Franciscana o hermanas clarisas. Francisco puso confianza en sus consejos.
[58]
Jacoba de Settesoli. De ascendencia noble
romana, y de carácter viril y enérgico, abrazó la vida religiosa al quedar viuda. Al igual que Clara, fue muy apreciada por Francisco.
[59]
Masseo de Marignano. Dedicado a la guardia de las instalaciones.
[60]
Angelo Tarlati. Un militar que dejó las armas para entrar a la orden.
[61]
Junípero. Llamado por Clara el
Juglar de Dios; de personalidad jovial, divertida y pintoresca.
[62] Según los relatos, Francisco dijo alguna vez: «
Mis hermanos, si sólo tuviera un bosque lleno de Juníperos…».
[63] Murió en
1258.
Bernardo de Quintavalle. De los primeros seguidores de Francisco. Murió entre
1240 y
1246.
[64]
Gil. Uno de los más devotos seguidores de la práctica franciscana; realizó viajes a
Roma,
Compostela y
Tierra Santa. Murió en
1262.
[65]
Rufino. Primo de Clara de Asís, de ascendencia noble. De carácter tímido y temeroso de hablar en público; junto a León y Angelo, protagonista de la
Leyenda de los tres Hermanos.
[66]
León. Muy cercano a la vida del
poverello como su confesor y secretario.
[67] Testigo de los momentos previos a la estigmatización de Francisco. Luego de recibir los estigmas, Francisco le obsequió la famosa "
Bendición a fray León".
Antonio de Lisboa. Llamado por Francisco
"mi obispo". De gran erudición y facilidad de palabra. Fue proclamado
Doctor de la Iglesia en 1945.
[68]
[editar] Oración y prédica
La oración ocupó un lugar central en la vida de Francisco; para ello buscaba la vida eremítica, el silencio y soledad interior. Reforzaba sus plegarias postrándose, ayunando, e incluso, gesticulando.
[69]
Al no ser sacerdote, en vez de dar doctrina, practicaba una predicación exhortativa, esto es, incitaba a la conversión y a vivir una vida evangélica; predicaba también con el ejemplo, con su estilo de vida aliada a la pobreza. Su manera de predicar era por medio de
laudas, o alabanzas, con el objetivo de llamar la atención de los hombres a honrar al Ser Supremo.
[70]
Según Tomás Celano:
Cuando, estando en público, se sentía de pronto afectado por visitas del Señor, para no estar ni entonces fuera de la celda hacía de su manto una celdilla… Siempre encontraba la manera de ocultarse a la mirada de los presentes…hasta el punto de orar entre muchos sin que lo advirtieran en la estrechez de la nave.
[71]
ORACIÓN SIMPLE DE
SAN FRANCISCO DE ASÍS
| Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
D
D.
D
D
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.onde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.onde haya duda, que lleve yo la Fe.onde haya discordia, que lleve yo la Uniónonde haya ofensa, que lleve yo el Perdón. Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar. Porque es:
Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna. |